No es casualidad tu soledad.

Comienzas a darte cuenta de lo débil que eres, que de una u otra forma siempre vas a necesitar del apoyo de aquellos. De aquellos que alguna vez tanto daño les hiciste y tanto tiempo te reíste.

Comienzas a darte cuenta de como el tiempo te devolvió la mano, atrapándote, ilucionandote y finalmente destruyéndote.

Cada día que pasa te vas dando cuenta de lo difícil que es una vida solitario, sin personas que se preocupen por ti, que las que se preocupaban ya no se preocupan por tu falta de madurez, por tu poca experiencia en la vida y lo que es peor por no tener los pies firmes en la tierra.

Tus recuerdos vagan por tu mente destruyendo silenciosamente cada vez mas tu corazón. Intentas convencerte de que estas bien pero sabes que no es así, que por tu culpa hoy te encuentras varado ahí y que si sigues así vas a terminar en un túnel sin fin.

Ese retrato con tus viejos amigos colgado a los pies de tu cama ya se logra ver desteñido... como tu alma, como tu corazón, como los amigos y la familia que hoy ya no está. Piensas en volver a recuperar el tiempo perdido sin saber que tú ya no te encuentras aquí porque para ellos simplemente el tiempo para ti se terminó.